28 mar 2010

Combate de Peralejo de 13-7-1895

El combate de Peralejo, en el que el Capitán General de Cuba, Arsenio Martínez Campos, estuvo a punto de perder la vida o caer prisionero,  tuvo lugar el 13 de julio de 1895. De lado cubano dirigió ese combate el jefe mambi Antonio Maceo. Martínez Campos y Fidel Alonso de Santocildes hubieran caido en la emboscada que les había tendido Maceo de no ser porque dos comerciantes españoles que habían sido hechos prisioneros por Maceo pero inesperadamente les dejó marchar, avisaron a la tropa española del plan de Maceo.







Versión cubana  (José Miró Argenter)  y versión española (R. Guerrero):


Al saber el Capitán General Arsenio Martínez Campos que Maceo se salvó de la persecución lanzada contra él después del desembarco de Duaba el 1-4-1895, se preparó para acorralarle y quiso dirigir personalmente las operaciones militares. El 5-5-1895 Máximo Gómez y Antonio Maceo se habían reunido en La Mejorana con José Martí. Después de ese encuentro Maceo lanzó una ofensiva contra el distrito de Holguín para que Máximo Gómez y José Martí pudieran pasar a Camaguey, pero Martí murió en el combate de Boca de Dos Ríos el 19-5-1895.
A pesar de las provocaciones de Antonio Maceo por la zona de Holguín el coronel Suárez Valdés que era el jefe de la plaza no salió en busca de Maceo aunque disponía de fuerzas suficientes para ello. En esta ofensiva Maceo empleó todo el mes de Junio. Luego se encaminó a Bayamo para combatir contra las columnas de esa zona. El abastecimiento de Bayamo era muy problemático para los españoles y sólo se podía hacer mediante columnas desde Manzanillo o desde Cauto Embarcadero.


Versión de José Miró

El 12-7-1895 Maceo acampó en la vega del Yao procedente de Santiago. Iba con la infantería de Jesús Rabí, con gente de Quintín Banderas, con el segundo escuadrón Céspedes y con la escolta del cuartel general, más otro escuadrón al mando de Bartolomé Masó Parra. En total unos 700 hombres. Llevaba además una importante impedimenta de los reclutas que se le habían ido uniendo. Ese día llegó el Dr. José Ferrer que le informó de que el general Fidel Alonso de Santocildes estaba en Manzanillo y se disponía a partir con un convoy hacia Bayamo y que se esperaba al Capitán General Arsenio Martínez Campos.

Esa misma noche Maceo ordenó a sus fuerzas que se pusiesen en camino para tender una emboscada al convoy. A las 7 de la mañana llegaron al campamento de Maceo unos supuestos vendedores ambulantes a quienes interrogó pero luego les dejó que recorrer el campo para vender su mercancía. En contra de la opinión de sus oficiales, Maceo les dejó marchar. Eran espías que informaron a Martínez Campos de la emboscada que le había preparado Maceo, y gracias e esa información no pudo sorprenderle.

Maceo había situado a sus hombres en Tanteo (entre Barrancas y Río Mabay) y Rabí y las fuerzas de Quintín Bandera estarían a un lado del camino real. El Coronel Goulet permanecería con la impedimenta protegido en el bosque, y Maceo avanzaría por el centro con la caballería cuando comenzara la batalla, para coger a los españoles en tenaza.

Tuvieron que aguardar cinco horas, hasta las once de la mañana en que sonaron los primeros tiros. Los españoles atacaban a la impedimenta, es decir la parte más débil de Maceo. Goulet murió. Maceo acudío, como previsto, con la caballería, pero entonces se dió cuenta de que con quienes peleaba era sólo con una avanzadilla española y que el grueso de la fuerza avanzaba por el camino real.

El plan de Martínez Campos había sido que él con 400 hombres avanzaría por el camino real y que Santocildes, con los restantes 1.100 hombres iría por el flanco derecho. Martínez Campos salió una hora antes que Santocildes pero antes de llegar al río Buey, Santocildes, que no estaba conforme con ese plan por considerarlo arriesgado para el Capitán General, le había alcanzado. Se unieron de nuevo antes de llegar al río Buey.

Santocildes había salido el 11-7-1895 de Manzanillo con 400 hombres. En Veguitas se le unieron 250 hombres más del Coronel San Martín y otros del Coronel Escario hasta completar los 1.500 hombres. Llegó a Veguitas el 12-7-1895. Martínez Capos salió de Manzanillo a caballo con el coronel Vaquero. José Miró, Jefe del Estado Mayor de Maceo, dice en su Memoria de la Guerra que Martínez Campos se dirigía a Bayamo para destituir al Coronel Joaquín Vara de Rey, que era jefe de esa plaza, y de quien le habían dicho que era poco pundonoroso.

Martínez Campos cruzó el río Mabay y en el choque con las fuerzas de Maceo murió Santocildes. Entonces tomó el mando. Iba ganando a los insurrectos pero de pronto estos recibieron el refuerzo de una columna de infantería mandada por los coroneles Alonso Rivero y Salvador Ríos, jefe de Manzanillo. Maceo los envió a cortar a la avanzada española para impedir que se uniera a la columna principal. Martínez Campos, en peligro, partió a toda prisa hacia Bayamo, y según el mismo relato de Miró, dejó atrás numerosos heridos. Llegó a las nueve de la noche a Bayamo. Había sacrificado a las acémilas del convoy para ir más rápido.

Martínez Campos estuvo recluido ocho días en Bayamo pensando que Maceo le tenía sitiado, pero era una estratagema de éste que ordenó a sus hombres que alumbraran numerosas hogueras para hacerle creer que estaba bajo sitio. Maceo sin embargo se había marchado ya el 15-7-1895 hacia Barajagua, donde acampó ese mismo día después de efectuar una marcha de 19 leguas. Antes le había escrito una nota a Martínez Campos diciéndole que podía enviar a recoger a sus heridos, que estos habían sido atendidos, y que sus fuerzas tenían órdenes de no atacar a los que viniera a buscarles.
En el parte que envió Martínez Campos a Madrid a los ocho días, dijo que el había tomado el mando y que se enfrentó a una fuerza de 3.000 hombres.

Miró Argenter escribe en su Memoria de la Guerra que Martínez Campos “permaneció ocho días en Bayamo viendo fantasmas de insurrectos por todas partes. Martínez Campos no salió de Bayamo hasta que llegó Suárez Valdés desde Holguín con 1500 hombres el 21-7-1895 (había salido el 17), Lachambre y García Navarro que habían salido de Manzanillo, y el coronel García Aldave que vino desde Júcaro a Manzanillo. Con ellos reunió un total de 5000 hombres”.

Versión española según R. Guerrero:

En el verano de 1895, Maceo dio un susto a Martínez Campos. Estaba Maceo acampado en Baraguá y supo que Fidel Alonso de Santocildes esperaba al General Martínez Campos en Manzanillo para llevar un gran convoy a Bayamo. Maceo tenía 1.500 hombres y los condujo a un lugar entre Veguitas y Bayamo llamado El Tanteo o Peralejo y expuso su plan a su plana mayor.

Quería emboscar a los españoles que suponía llegarían por la carretera principal. Colocó a Jesús Rabí en posición favorable en la carretera y a Quintín Banderas en otro punto. Después entraría él en acción. Confiaba capturar a Santocildes y a Martínez Campos, pero hecho inesperado, dos mercachifles interceptados por Maceo que incomprensiblemente dejó marchar, avisaron a los españoles que se aproximaban y se perdió el efecto sorpresa. Las fuerzas españolas atacaron desde la retaguardia, en el punto más débil y más vulnerable de las posiciones insurrectas.

Maceo se rehizo, lanzó una salvaje carga al machete, y ordenó a Rabí y Banderas que atacasen por los flancos. El pánico cundió entre los soldados españoles de a pié, pero las tropas españolas se habían dividido en dos partes y la segunda atacó a Maceo por la retaguardia de su caballería. Ahora Maceo se mantenía difícilmente. De repente supo que otra fuerza de caballería se acercaba y envió al teniente Héctor (Mariano) Lora (NOTA Era Saturnino Lora) a ver si eran españoles o cubanos. Por suerte para él era la caballería cubana de Guá. Reforzado, Maceo cargó contra el destacamento de infantería española que se había atrincherado.
Tuvo veintiséis muertos. Gran espíritu y coraje por ambos lados. Unos gritaban Viva Cuba libre, y los otros Arriba España. En los Altos de Peralejos Maceo ordenó otra carga al machete sin dar tiempo al enemigo a recuperarse. Maceo supo por el toque de cornetas que Santocildes había muerto y reorganizó sus fuerzas para capturar a Martínez Campos. Los españoles se retiraban rápidamente.

La caballería de Maceo les seguía, pero los españoles lograron atravesar el río Mabay. Ya con la oscuridad de la noche la columna española se dirigió a Bayamo a marchas forzadas. Pocos días después Maceo envió un mensaje a Martínez Campos diciendo que los soldados españoles heridos dejados atrás por él habían sido alojados en casas cubanas y que podía ir a recogerlos asegurándole que no atacaría a las fuerzas que enviase para darles escolta.

Resumen probable de los hechos :

Ambas partes parecen haber informado con cierta objetividad acerca de este combate con la excepción de la exageración de las fuerzas cubanas, típica de las informaciones españolas de la época. El Capitán General Martínez Campos dijo en su parte al ministro de la Guerra que se había tenido que enfrentar a 3.000 hombres de Maceo con los 1.500 en total de la columna de Santocildes.

Miró Argenter afirma, por el contrario, que Maceo sólo reunió 700 hombres para este combate. Ambos minimizan sus fuerzas respectivas pero tanto Maceo como Martínez Campos recibieron refuerzos durante el transcurso del combate y al final las fuerzas respectivas estuvieron casi igualadas, aunque con una probable ventaja de unos 500 hombres de los españoles sobre los cubanos.

Parece admitido, y en todo caso los jefes españoles lo dieron a entender, que el plan que había concebido Martínez Campos era temerario y arriesgado, como así resultó. No obstante, los exploradores que había enviado el General de avanzadilla hicieron posible que pudiera burlar la emboscada que le había tendido Maceo y este último estuvo también en serias dificultades que sólo superó cuando le llegó la inesperada ayuda de la infantería de Guá que mandaba el cabecilla Salvador Ríos.

A partir de ese momento fue Martínez Campos quien se encontró en dificultad y tuvo que marchar a toda prisa hacia Bayamo, a donde llegó a las nueve de la noche, después de sacrificar las acémilas del convoy de aprovisionamiento que llevaba, para poder ir más rápido, y dejar sobre el terreno a los heridos.

Como rasgo de humor de este hecho de armas, Maceo mantuvo bloqueado en Bayamo a Martínez Campos durante ocho días, haciéndole creer, con la estratagema de mantener a numerosos pero reducidos grupos de hombres alrededor de la ciudad con hogueras encendidas, que le tenía sitiado.

Martínez Campos sólo abandonó Bayamo el día 21-7-1895 después de que le llegarán 1.500 hombres de refuerzo desde Holguín, conducidos por Suárez Valdés y otros tantos desde Manzanillo traídos por los coroneles García Navarro y Aldave, con los cuales reunió una fuerza de unos 5.000 hombres en total.

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