28 may 2010

Las trochas de la guerra hispano-cubana-norteamericana de 1895-1898


Las trochas, empleadas por los militares españolas ya en la guerra de 1868-1878, partían la isla de Cuba en dos por dos partes aprovechando accidentes naturales del terreno. La de Júcaro-Morón, estaba destinada a impedir que la insurrección saliese de la provincia de Oriente. La de Mariel-Majana tenía como finalidad última la protección de La Habana y pretendía arrinconar a los mambises en la provincia de Pinar del Río. Los dibujos aquí publicados fueron realizados por corresponsales españoles de la época, en especial de Sebastián Cabanellas.


Trocha del Júcaro a Morón

Estaba en la costa sur de la Isla, en la Laguna de la La Leche, al Norte de Morón, en la costa Norte, detrás de la Isla de Turiguanó, en la parte Oriental de la provincia de Puerto Príncipe.

Trocha
El 8 de marzo de 1897 la prensa española informaba que la pasaron Máximo Gómez y otras partidas, hacia Sancti Spiritus, por la parte no fortificada. La prensa decía que constaba de 60 torres, que había sido diseñada por el ingeniero José Gago, y que a lo largo de ella se encontraban numerosos blocaos. La prensa informaba también que tardaban en llegar los aparatos previstos para iluminarla y anticipaba que el general Arolas mandaría esa fuerza. El periódico cercano a los militares,  La Correspondencia  Militar escribía por los mismos que "no todos tienen la misma diligencia que Weyler (El Capitán General)"
a quien atribuía el mérito de haberse tomado en serio las trochas.

Seis meses después La Correspondencia Militar del 28 de septiembre de 1897 anunciaba que por fin  la trocha ya estaba alumbrada. La noche del 19 de ese mismo mes y año, el Comandante General Francisco Javier Obregón,  de Ciego de Ávila, salía con sus oficiales por ferrocarril para ver el alumbrado de la Trocha. Se trataba de potentísimos focos de luces incandescentes (de 16 bujías, precisa la prensa), y máquinas dinamo de corriente alterna movidas por un motor de un caballo de fuerza había sido construida y costeada por el Capitán de ingenieros Félix Medinaveitía. Algunas otras fuentes afirman que la construcción fue iniciada el 30 de enero de 1897.

Durante la guerra de 1868-1878 también se construyeron trochas pero éstas no habían sido aún terminada en su parte norte al concluir esa guerra y por sus esteros pasaban a placer los mambises. Las fortificaciones eran al estilo de los bohios de los campesinos cubanos, hechas con tablas de troncos de palma. Las hojas y las pencas de las palmas servían de paredes, de armazón y de cubiertas. Los soldados las construían y luego las defendían. La fatiga y la insalubridad hicieron de ellas un matadero. Las ramas y la maleza se pudrían con el sol y la lluvia y se convertían en foco de gérmenes. Las defendieron en esos años un total de 15.000 hombres que padecerían luego incontables calamidades.


Nota: Los datos que preceden están tomados de la Historia de la guerra de Cuba de Rafael Guerrero, tomo III , de donde proceden asimismo los bocetos aquí publicados de las trochas (dibujo Págs. 248 y 249)

En la misma obra citada se añade que el fuerte de San Nicolás estaba a siete leguas de esta trocha
en 1895 y que ésta se encontraba muy descuidada. El autor dice que en Ciego de Avila, el punto medio de la trocha, había una sola brigada que siempre tenía que estar en movimiento para protegerla. La línea férrea estaba defendida solamente por dos Compañías del Batallón de Reus y un Escuadrón de Caballería y la Guardia Civil, pero señalaba que casi todos los defensores estaban enfermos. A la trocha la rodeada por una valla de madera de jiqui, terminada en afiladas puntas. Los fortines están dispuestos en tal forma que cada calle de la trocha podía ser batida por dos de ellos.

Trocha de Mariel-Majana

La Correspondencia  Miitar de 6 de marzo de 1897 informaba que esta trocha había quedado casi desguarnecida y que muchos insurrectos que quisieron eludir la persecución en la provincia de La Habana sin marchar a Oriente, pudieron también pasar a Pinar del Río, en donde Rius Rivera había puesto gran empeño en reorganizar a sus partidarios.

En el mismo Tomo III citado de Guerrero se escribe que la Trocha Mariel- Majana estaba custodiada desde el sur por la Brigada Bernal, que había fuertes, trincheras, y alambradas al trebolillo, obstáculos y pozos de lobo. Informaba que el primer fuerte que se encontraba desde el sur era el del Río Freire, junto a la ciénaga, guarnecido por fuerzas del Princesa al centro, y que de Artemisa a Guanajay tenía  por base una carretera y muros de piedra.

Al Norte de Guanajay,  hasta la Playa del Mariel,  el terreno era muy quebrado, "están fortificadas las lomas y existen trincheras en los pasos afluyentes de la carretera". Decía Guerrero, citando a la prensa de la época, que ”La reglamentación de la vigilancia y las rigurosas prescripciones higiénicas impuestas al soldado, acreditan las dotes de organización y mando del bizarro jefe de esta lucha, el General Arolas (Pág. 126/127 Tomo III). Añadía que defendían la trocha 30 piezas y mil caballos y siempre según la prensa que "Nuestros jóvenes y valientes soldados muéstranse cada vez mas animosos y decididos a sacrificarse por su patria y por el honor de su gloriosa bandera”. Informaba asimismo que en Sevilla, Granada y Madrid se habían constituido Juntas Patrióticas para la constitución de batallones de voluntarios.

La Trocha Mariel-Majana tenía 32 kilómetros de longitud. En Mariel estaba constituida por casas aspilleradas.  Estaba dividida en tres zonas, y constaba de 600 obras de defensa. La trocha cerraba el paso a los ingenios Neptuno, Minerva y Maravillas. El Neptuno estaba en la zona sur de la trocha. Vigilaban la Trocha, según Guerrero,  50.000 efectivos ( Pág. 288 del tomo III)

En el  Tomo IV, Guerrero decía no obstante que la Trocha Mariel-Majana tenía 42 kilómetros de longitud y añadía que las noticias se recibían en la Trocha tarde y mal y que “es posible que las reciban antes en España que en la trocha, que está a solo una jornada o dos de las Lomas del Rubí y del Cuzco, que tienen telégrafo y teléfono. Se hablaba  por heliógrafo. Por las noches se tocaba música en la plaza de Guanajay y los vecinos salían de sus casas de guano huyendo del calor y se instalaban en mecedoras y butacas. Era segundo jefe de la Trocha el General Gasco.

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